La guerra más encarnizada que luchamos las mujeres hoy no es contra el patriarcado o con los techos de cristal, es la una contra la otra.
Que quede claro, no es que no exista una enorme lucha todavía a librar contra el status quo, los old boys club o las reglas invisibles que limitan la equidad de las mujeres, pero es en la batalla ente las diferentes mujeres, y las decisiones que tomamos cada una de nosotras, en donde esta nuestra perdición.
Y es una guerra que o ganamos todas o perdemos todas.
En estaaaaaa esquina las mujeres que han decidido formar una vida trabajando fuera (y dentro) del hogar.
En estaaaa otra, las mujeres que deciden seguir un estilo de vida más tradicional, conocidas como tradwifes, y seguir dedicadas exclusivamente a las labores de la casa y la familia.
Lucharan máscara contra cabellera, a dos de tres caídas, sin límite de tiempo, hasta desgarrarse, desplumarse y sacarse sangre.
Esta una guerra que se ha librado desde que la primera mujer puso un pie para trabajar afuera del hogar y que hoy se lucha en todos los rincones del mundo, en las redes sociales, en las mesas de las familias, en los discursos políticos y en los chismes de mamás.
Lo que ella haces, lo que ella eligió, lo que ella deja de hacer al haber decidido, lo que dice de ella, lo que ella no sabe… cada una opinando de las decisiones de las mujeres que, por elección, necesidad, circunstancias o deseos, son diferentes a las propias. Bajo el entendido de que yo (cada una es un yo) soy poseedora de la verdad universal.
No importa en que esquina estés, siempre tienes como criticar a la otra. Entre más gacho sea el ataque, mejor.
El crisol de las redes sociales ha hecho de esta lucha aun más evidente y aguerrida. Antes podías criticar a la vecina por lo que hacía o dejaba de hacer. Hoy todas pueden desgañitar a todas con un twitt o un comentario en redes… y vaya que los hay.
El caso más reciente, y que tanta iracunda discusión a generado, es el de Roro Bueno, una influencer que se dedica a enseñar en sus redes sociales como cocina para su novio.
Esclava, sumisa, agachada, sometida, culpable del retroceso del feminismo… la cantidad de adjetivos en los comentarios son de horror. Visceralmente violentos. Contra ellas y contra las otras mujeres, tradwifes, que por decisión propia eligen dedicarse al hogar.
Comentarios de mujeres feministas que por enarbolar un supuesto feminismo han olvidado, no sólo las normas básicas de convivencia social, sino lo que el feminismo realmente es.
El feminismo NO es, nunca ha sido, y ojalá no se vuelva, el decirle a otra mujer como vivir su vida, para eso hemos tenido milenios de patriarcado.
El feminismo es respetar las diferencias de las decisiones tomadas, en poder y en conciencia, por otras mujeres (tomando en cuenta que para muchas mujeres estas decisiones todavía no son una opción).
No más. No menos.
Me llama mucho la atención como esas mismas feministas pueden gritar a los cuatro vientos (y con toda la razón) “Mi cuerpo, mi decisión” cuando se trata del aborto, pero cuando se trata de otras decisiones de vida el discurso se transforma en “tu vida, mi decisión”.
Flash Noticioso: El derecho a decidir de las mujeres, aplica a todo.
Y el respeto a esas decisiones también.
A 100 años del inicio del movimiento feminista este tiene tantas definiciones como mujeres existen en el mundo. No hay ninguno correcto o incorrecto. Nadie es poseedora del feminismo impoluto.
El feminismo no es sólo la lucha que damos por conseguir equidad de oportunidades en todos los ámbitos (educación, seguridad, políticas públicas y laborales… que tiene que seguir) sino las responsabilidades que cada una de nosotras asume por sus decisiones tomadas.
Todas las decisiones que tomamos implican un costo de oportunidad. Todas dejamos ir algo cuando elegimos un camino de vida. Mientras estas decisiones estén hechas en libertad, tomando en cuenta tus necesidades presentes y futuras, tu situación personal y los riesgos que implican, so be it. Todo es feminismo.
Se llama libre albedrío, teóricamente lo tenemos desde el capítulo número 1 de la biblia.
Hemos luchado 100 años por el libre albedrío de las mujeres vis a vis lo que los hombres nos dejaban o no hacer, ahora resulta que tenemos que someterlo a lo que opinan otras mujeres… háganme el mentado favor.
Que una mujer quiera dedicar su vida a cocinarle pan a su novio no retrasa la causa feminista 100 años… que una mujer le diga a otras qué y cómo vivir su vida, jode la causa feminista por los próximos mil.
El feminismo es luchar ardua e incansablemente por conseguir las condiciones de equidad que necesitamos y respetar las decisiones que, cada una de nosotras, aproveche o no de ellas.
Mujer, escucha, ESTA ES TU LUCHA.
Cada mujer, de acuerdo a su circunstancias, elija el feminismo que quiera practicar. Lo importante es que decida en libertad.
Querida Adina: por deformación, conecte una de tus entregas previas y esta. La de las madres activistas en Medio Oriente y este de Tradwifes vs Feministas. Tanto que hablar, tanto que entender, tanta compasión que necesitamos. Por las mujeres que estamos aprendiendo a ser libres, y por aquellas que le temen a la libertad. Un abrazo