Tengo que aceptar que la imagen mental de esta frase (famosamente proclamada por el Cervantes de Saavedra de la 4T, Paco Ignacio Taibo II, refiriéndose a alguna “victoria” del gobierno sobre la oposición) me causa un conflicto sexo-político-moral y una gran curiosidad real.
¿Cómo te la meten doblada? ¿Se puede? ¿Es una condición médica? ¿Qué se siente? ¿Existen películas XXX en donde se meta y se saque así?
Pero, más que la curiosidad sexual, me remite al paupérrimo nivel del debate político en la sociedad civil, en el que vivimos.
No es la única frase soez de los partidarios de la 4T… y la oposición tampoco canta más elegantemente las rancheras. El “disfruten lo votado” mientras la gente se ahoga en, literal, mierda en Chalco tampoco es digno de la RAE.
¿En dónde perdimos, no sólo las formas, sino el entendimiento de lo que estas frases generan?
Se nos olvida que, por más políticamente diferentes que seamos, el país es uno. Si nos la meten doblada, nos la meten a todos. Si disfrutamos ahogarnos en mierda, nos ahogamos todos.
El funesto legado del sexenio de Lopez Obrador va más allá de una reforma judicial catastrófica, una refinería que no refina y un tren que no sirve ni para el chu chu.
Nos deja un nivel de polarización y encono, nunca antes visto.
Y ojo, me queda claro que México, por la inequidad económica garrafal, está automáticamente polarizado, pero lo que hizo el, todavía, presidente fue funesto.
Hoy, el enojo es la norma del discurso político nacional. En las redes sociales, en los medios, en los curules y en las meses de domingo; “líderes de opinión”, políticos de cualquier partido y ciudadanos de a pie nos batimos en insultos, en sarcasmos y descalificaciones banales y baratas en contra del enemigo (léase, el que no soy yo).
Estamos perdidos.
Porque vivimos en un país en donde se nos ha olvidado que en política (y todos somos parte de la política) forma es fondo; hemos olvidado que la manera en que dices lo que piensas es casi o más importante que lo que piensas; hemos olvidado que el subir los decibeles de tu voz, o “simpatía” a tus frases, no le da veracidad a tus argumentos; hemos olvidado que el que grita más fuerte o el que insulta más hiriente automáticamente se aleja de la resolución de cualquier problema.
Y vivimos en un país en donde tenemos mucho que resolver.
Porque quizá la estridencia y la “inteligencia” del sarcasmo o la “simpatía” de los apodos que inventas, hacen que jales más adeptos y tengas más likes y corazoncitos de los que son tus similares. Pero alejan a los que son diferentes.
Y lo que necesitamos hoy en México es establecer interlocución NO con tu porra, sino con la bancada opuesta.
De nada sirve hacer que te aplauda tu banda si ese comentario corroe el país.
De nada sirve ganar adeptos si perdemos la capacidad de diálogo y negociación.
Aun en el grupo de los “ganadores” (léase la 4T) que sienten que no necesitan nada de nadie y que pueden construir el país a sus anchas sin escuchar a los “vencidos”.
Hoy, en México, necesitamos establecer un diálogo con los que piensan diferente, con los que vienen de circunstancias diferentes, con los que votaron diferente.
Y eso empieza con las formas.
Porque es con el fifí o el chairo o el priista o el morenista o el ateo o el cristiano apostólico, o el que está a favor o el que está en contra del aborto, el/la que está a 180 grados de distancia de mí, con quien vamos a tener que reconstruir el país de la mano. Nos guste o no.
Y nadie reconstruye ni una pieza de Lego con alguien a quien ha insultado o de quien ha recibido insultos.
Insultos, sarcasmo, juegos de palabras, apodos, que lo único que hacen es polarizar y quitar el dedo de las verdaderas llagas que corroen al país. Cómo si no tuviéramos suficiente material real para debatir.
Ojo, no estoy en contra del sentido del humor, pero la estridencia política disfrazada de humor está pavimentando el camino de México al infierno.
Y sí, aprendimos del mejor, del que elevó la polarización y burla a modus operandi: López Obrador.
Pero hoy todos caemos en eso. el actual presidente, el nuevo (bueno, nuevo-ish) régimen y la oposición. La derecha y la izquierda. Es muy difícil ser una sociedad civil cordial y serena cuando tenemos un gobierno y una oposición que son los primeros en usar el insulto barato y clientelar.
Quizá la mejor manera de empezar el nuevo sexenio sería recordar que desde el púlpito (si, presidenta Sheinbaum, le hablo a usted) y en todos los niveles de la política y la sociedad que lo que México hoy necesita no es alzar el tono de voz, sino elevar el nivel del discurso.
Cómo quiere uno que hablen bien si son corrientes, groseros vulgares. No tienen ni la mínima educación. Para mí son como los choferes de un camión materialista. Empezando por nuestro docto presidente. Ya no digamos que no habla inglés. Ni siquiera pudo pronunciar el apellido de Má Asunción Aramburuzabala.por favor. Creen que entre más insultan más arriba están. Pero nosotros tenemos la culpa
Cómo es posible que haya votado México por Morena otra vez.
Totalmente de acuerdo y debemos también tener responsabilidad . Saber ser escuchados y no ser solo seguidores cuando sabemos que hay que enfrentarnos sin violencia ni insultos pero con principios . Todos juntos por un mejor país para las nuevas generaciones . No permitir que unos cuantos decidan truncar el futuro de este País mágico , sabio, cálido que es nuestro Mexico! Bravo Adina