Pase del mundo de las “fake news” en México al de las “terrible realities” en Israel.
No se cual es más terrible.
Entiendo porque es tan fácil caer en la vorágine de las “noticias falsas y viralizadas”. Más allá de la velocidad de difusión de las redes sociales, la realidad unidimensional es tanto más cómoda.
Del lado que estés. Es tanto más facil creer en los datos unísonos y negar la inexorable multipolaridad de lo humano y de todos nuestros conflictos.
Perdonarán el par de cervezas GoldStar que me tomé. Ahora sí estoy bebiendo para aminorar la angustia.
Desde que empezó el conflicto en mi cabeza retumba la pregunta de si una persona judía puede ser objetiva al opinar públicamente sobre el conflicto.
Indudablemente entre las mejores voces en español han estado las de espectaculares analistas judíos o árabes.
Pero cada vez que publico o comparto algo de ellos la respuesta es ¡pues no son objetivos, son judíos (árabes)!
Objetividad.
Odio esa palabra.
Sé que es el santo grial de los periodistas y analistas, politólogos o líderes de opinión.
El primer adjetivo que se le da a algún profesional de opinión (en cualquier conflicto) al que se quiere alabar es: Uffff es una persona muy objetiva… su objetividad es evidente… analiza objetivamente los hechos.
Damas y caballeros odio desilusionarlos, pero la objetividad no existe.
Ni aquí ni en china. Ni en este ni en ningún conflicto.
Todo lo producido por un ser humano tiene una parte del ser humano que lo escribe.
Es imposible de negar. La pluma está conectada al corazón.
Y eso no se sólo natural, es excelente. Porque cuando emitimos cualquier opinión tenemos que comprometernos. Porque es lo humano lo que nos hace conectar, debatir, aprender, razonar y formar nuestro criterio.
Eso DE NINGUNA MANERA anula la responsabilidad periodística de decir la verdad y no manipular datos, pero, como lector, buscar la objetividad en la obra humana es imposible.
Lo que tenemos que pedir no es que los que escriben de este o de cualquier conflicto sean objetivos sino que hagan algo mucho más dificl: que entiendan la complejidad de la situación.
Y creo que hay pocos conflictos tan complejos como el que se vive hoy en Israel-Palestina.
No hay blancos y negros, hay peros y asegunes, hay errores y aciertos. Hay áreas inentendibles.
Hay dolores en ambos lados.
La objetividad es una ilusión subjetiva del hombre! Y ni hablar duele más el cuero que la camisa!
El dolor se cuela en cualquier declaración a menos que a uno no le importe la humanidad’
“ Ninguna víctima de ningún lado me deja de doler.” Gracias por escribir todo esto. Tus reflexiones hacen eco.
Te admiro mucho