Nunca me acuerdo que rezo es cual.
Ya sé. Ya sé. Debería.
Hoy en el tren de Jerusalem a Tel Aviv un hombre se acercó a cada otro hombre a preguntarle algo. A los jóvenes religiosos, a los soldados, a los adultos mayores, a los estudiantes.
Vi que todos se paraban y se iban a la parte trasera del vagón.
En la madre, pensé, en mi eterno delirio de que algo malo va a pasar.
Seguro encontraron algo o a alguien.
Volteé y estaban todos rezando. Minja, Shajrit o Arvit. No se cuál.
Un minián. La comunión de todos los días hoy más fuerte que nunca