Decía Charle Bukowski que el problema del mundo es que la gente inteligente está llena de dudas mientras que la gente estúpida está llena de certezas.
Si algo nos han confirmado los últimos seis meses, quizá desde antes pero los tiempos recientes lo han reforzado, es que esto es completamente cierto.
Más allá de lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá en Israel y Gaza (una tragedia de niveles inconmensurables), en el resto del mundo estamos librando una batalla de opiniones, álgidas y vicerales que, cada vez más, se tornan violentas.
En Israel-Gaza la batalla es entre Israel y Hamas. En el resto del mundo es entre dos bandos.
No entre pro-palestinos y pro israelíes.
No entre pro-paz y anti-paz.
No entre la derecha y la izquierda.
No entre musulmanes y judíos.
La batalla es entre los idiotas y los cuestionadores.
Que cada quien se ponga el saco que le quede.
Entre aquellos que creen tener la verdad absoluta en la punta de la lengua, que creen poder emitir opiniones doctoradas, que viven en la teoría de lo que “debe de ser” y la comparten con el dedo índice levatado.
Los que generalizan. Los que creen en la realidad resumida, en la existencia de buenos versus malos o que todos los de cierto grupo son iguales.
Los que creen que las guerras son sencillas de librar sin haber estado ni un segundo en el frente y que opinan de la situación geopolítica con la cabalidad de los que opinan de un partido de futbol desde el sillón de su casa.
Los que no tienen autocrítica. Los que confunden datos con opiniones.
Los que no se preguntan si, quizá, sólo quizá, podrían ahondar sus opiniones impolutas y férreas y aprender de las otras. Si, quizá, sólo quizá, hay que preguntar a los expertos o estirar la mano para dialogar (NO insultar) con el que opina diferente.
Los que no cambian de opinión ni amplian sus horizontes, pase lo que pase. Los que no preguntan o aprenden, que se quedan con su verdad añeja.
Los que se creen muy ingeniosos por usar slogans que riman o palabras cliché.
Y, por el otro lado, están aquellos de las opiniones cautas porque entienden la complejidad de la situación.
Que saben que ningún análisis es sencillo, y ninguna opinión simple. Que saben que la complejidad ahoga y que la realidad es complicada y multidimesional.
Los que saben que cada lado del conflicto es heterogéneo y es imposible generalizar.
Los que, aun teniendo fidelidades claras para uno u otro lado, se cuestionan constantemente si su “bando” está o no haciendo lo correcto. Y que lo pueden verbalizar.
Los que separan entre lo que son datos objetivos y su opinión subjetiva.
Los que buscan entender y aprender y dialogar con el que opina diferente.
Aquellos que JAMAS opinan con cabalidad de la tragedia de la guerra. Que entienden que es una escalada incontrolable de errores.
Los que saben que las opiniones de esquina no abonan absolutamente en nada. Y no usan palabras comunes o slogans con cabalidad porque en vez de ganar likes les interesa ganar respetabilidad.
Estos son los dos grupo que replican la guerra de Medio Oriente en el resto del mundo. Entre los que están orgullosos de sus certezas y los que reflexionan y dan lugar a sus dudas.
Y ojo, esta separación rompe la frontera de las alianzas. En ambos bandos (el más propalestino y el más pro israelí) existen idiotas y existen cuestionadores.
En el resto del mundo estamos librando una guerra entre los idiotas que, en su envalentonamiento por creerse poseedores de la verdad, hacen el ruido. Y Los cuestionadores, que en su cautela, hablan menos. PERO QUE SON LAS VOCES QUE TENEMOS QUE ESCUCHAR.
El ruido y la estridencia de los primeros opaca la inteligencia y cordura de los segundos.
Sobre lo que pasa fisicamente en Israel y Gaza ninguno de nosotros tiene ningún control, gritemos lo que gritemos, pintemos lo que pintemos, postemos lo que postemos.
Pero el conflicto en Israel y Hamas ha generado un espiral de violencia en el que estamos inmersos en el resto del mundo y sobre el que nuestras acciones sí tienen efecto.
Quizá lo que deberíamos, todos y cada uno de nosotros, es evaluar en qué bando estamos ¿Somos idiotas o somos cuestionadores? y entender que la paz no se consigue alzando el tono o volumen de voz sino alzando el nivel del discurso.
Esto:
“Los cuestionadores, que en su cautela, hablan menos. PERO QUE SON LAS VOCES QUE TENEMOS QUE ESCUCHAR.“
🌻
Comparó tus opiniones siempre tan acertadas 👏🏻👏🏻👏🏻🙏🏻🌹