Un par de días antes de volar a Israel a ver las secuelas de la masacre cometida por Hamas me percaté que quizaaaaaa sería buena idea tocar base con mi psiquiatra.
Para quienes no me conocen, tengo un tema depresivo y obsesivo por el que estoy medicada desde hace años para poder funcionar “normalmente” (digo, tengo el pelo rosa el término “normal” es bastante relativo).
Vivir en mi cabeza no es fácil.
Llevo años atendida por un psiquiatra que no sólo es un gran médico, también entiende mi sentido del humor. No es judío pero conoce perfectamente bien mi psique en donde el judaísmo (sobre todo desde el 7 de octubre) ha cobrado más relevancia.
Además, su opinión geopolítica sobre lo que ocurre en Medio Oriente es congruente, inteligente y ad hoc a mi postura.
Así que tocar base con él, previo a mi viaje, no sólo era una buena idea (seria un understatement) sino un tema de responsabilidad a mi salud mental.
Agendé mi sesión para, como dice el dicho, pedir perdón y no permiso. El boleto ya estaba comprado y la maleta lista. Quería platicar con él para rebotar todo lo que se revolvía en mi cabeza y conseguir una receta de más pastillas para dormir (sustancia controlada) por si se me tronaba la psique a medio Negev.
Empece la sesión (el 28 de octubre, tres semanas después del 7/10) platicándole mi angustia , tristeza e impotencia por lo que había pasado en Israel, por la situación de mis hijos en las universidades en Estados Unidos, por los ataques en redes que estaba recibiendo, por mi furia con el silencio de las feministas, por sentirme perdida en el mundo.
Vomité todas las palabras por 40 minutos. Sin que me interrumpiera.
Acabé mi relato diciéndole “Doc, una cosita más y con esto vas a decir que estoy loca.”
Se rio
“Me voy en 3 días a Israel a ver en primera persona que está pasando.”
Su respuesta me sorprendió.
“Chelminsky, se me hace una de excelente idea, es lo mejor que puedes tu hoy hacer. Pero te recomiendo hacer dos cosas (porque los psiquiatras no obligan, solo recomiendan).
Primero, escribe todo lo que sientas. No sé si vas a usar un papel, tu celular, o un pergamino, no sé si para que la gente los lea o solo para ti. Pero todo lo que sientas lo sacas y lo escribes (de ahí nació este blog).
Pero mas importante, te voy a pedir un favor:
No trates de encontrar una explicación al mal. No ye cicles y retuerzas tratando de encontrar la razón o el porqué de los hechos.
La maldad no tiene razón explicable. Si, en tu racionalidad, la tratas de buscar te vas a volver loca.”
“¿Más?”, le contesté.
Nos reímos los dos.
He pensado en esta plática una y otra vez. No sólo estando ahí, todos y cada uno de los días siguientes.
Cuando oigo las historias de aberraciones sexuales contra las mujeres israelíes.
Cuando pienso en los rehenes.
Cuando veo, también, las fotos de lo que pasa en Gaza.
Cuando escucho el contexto y los asegunes de los intelectuales y directores de universidades.
Cuando veo las marchas que gritan cosas que ni los mismos manifestantes no entienden pero gritan con odio.
Cuando platico con la gente que quiero y me preguntan (como si yo tuviera la respuesta) “Pero ¿por qué?”
Lucho por seguir las palabras del Dr y tratar de entender que a veces no hay razón a la maldad y a la estupidez y a la intolerancia y a la retórica retorcida.
Va más allá de etiquetar las cosas con “antisemitismo” o “wokeness” o “problemas geopolíticos”. A VECES ES IMPOSIBLE ENCONTRAR UNA RESPUESTA A LAS CAUSAS DEL ODIO.
Hacerlo sólo es volverse locos. Más locos, en mi caso.
Pero así como encontrar las causas es imposible, hay una cosa que sí podemos, debemos, hacer.
Actuar con contundencia en vez de “chaquetearnos mentalmente” (sorry) por las razones del odio o la incoherencia o la pendejez humana.
It is what it is.
En vez de perdernos en la retórica, abocarnos a la acción.
A alzar la voz de manera inteligente y asertiva. Con la forma y el fondo correcto. Dejar a un lado las discusiones imposibles de ganar, no porque no tengamos la razón sino porque a palabras necias, oídos sordos.
Educar a nuestros jóvenes para enfrentar el mundo que ahora van a enfrentar. Con identidad y propósito.
A actuar con cautela pero NO con paranoia.
A abrir puentes y canales de diálogo que tomen en cuenta la complejidad de la situación. Sí, hay cosas que no requieren contexto para pedir que la gente se pronuncie pero, en otros temas, la situación es compleja y tenemos que tomar en cuenta eso para explicarlo.
Hacer cosas para que el mundo sepa que en el judaísmo hay un compromiso universal con el Tikun Olam, con el reparar el mundo para todos.
Puede ser que la maldad no tenga razón de ser pero la acción correcta siempre es la razón para ser.
Nuevamente acertada y es la mejor terapia escribir lo que uno tiene dentro . Yo lo hago desde hace muchos años y es sorprendente cuando lo relees años o tiempo después ..
te conozco desde niña . Una niña siempre con curiosidad y siendo muy tu . Te has convertido en un cisne rosa , con una mente que no admite , pero investiga para encontrar una respuesta que aceptes . No eres una “ yes woman “. Te felicito por ser quien eres .
Un beso
“Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo ; y no estoy seguro de lo segundo”, Albert Einstein decia