La (N)O-posición

¿Hay una nueva ruta para la oposición política mexicana?

Voy a empezar este texto de la manera más elegante y educada posible. De esa que tendría si hubiera ido a una escuela de modales en Suiza:

La oposición política en México es una mierda. Lo único peor que el gobierno voraz y anárquico que tenemos son los partidos políticos agrios, añejos e incapaces que dicen ser el contrapeso.

(Imagínense cómo lo diría si no estuviera cuidando mis modales.)

No, no todos los personajes políticos apestan (hay gente maravillosa) pero, sí muchos y sí, las formas y procesos de los partidos de la “oposición” son de llanto si no es porque son tan ridículas que dan risa.

O Morena les tiene tomada la medida o son incompetentes o sólo cuidan sus intereses, o será el sereno pero hoy en México solamente hay partidos de NO-posición,

Partidos que no han entendido lo que México es y necesita.

Cuatro meses después de las elecciones el discurso de la avasalladora pérdida sigue resumido en dos: fraude y voto programas sociales. Y sí, hubo ambos pero, una explicación tan simplista a una perdida tan avasalladora es patética e irrisible.

Como dice mi amiga de twitter Lluisagandoy: El equipó perdió 14-0 y se la pasan chillando que uno de los goles no era penal.

Con este diagnóstico no hay camino hacia adelante.

La oposición política hoy no entiende que no entiende y mientras siga sin entender seguirá perdiendo y gritando foul. Desde sus cúpulas y procesos podridos, hasta la elección de sus candidatos impresentables y patéticos para llenar puestos de elección popular y del partido. Desde su aires falsos de “somos mejores” (son iguales) hasta su incapacidad de autocrítica y de entender que el país está jodido no sólo porque Morena compre parte del voto con programas sociales sino porque este es un país en el que la gente está dispuesta a vender su voto por $1,500.

Mexico necesita contrapesos, la democracia necesita contrapesos y Morena, aunque no lo entienda, también necesita contrapesos o las tribus en su interior se van a canibalizar.

Y sí, existen varios contrapesos actuando hoy: los valientes periodistas, los mercados financieros, las ONGs y la ciudadanía pero, la oposición tiene que hacerse con política. Las candidaturas ciudadanas, en un país con las características de México, suenan muy románticas pero son inviables.

¿Qué hacer? ¿Reformar a los partidos de oposición o crear uno nuevo? ¿Los partidos políticos actuales están más allá del punto de no regreso? ¿Es viable pensar en la creación de una nueva fuerza política que sea diferente aun cuando la gente es la misma? ¿Se pueden encontrar y gestar nuevos liderazgos que realmente respondan a las necesidades del país? ¿Se pueden diseñar procesos y estatutos de partidos que estén a la altura de las circunstancias y necesidades? ¿Es romántico e inocente pensar en gente con convicción y honestidad?

¿Es irresponsable pensar en un nuevo partido político que divida, aun más, el voto de la oposición o se necesita uno nuevo que lleve al batuta y se convierta en LA oposición franca, pragmática y preocupada por México? ¿Un partido en donde la ideología principal no sea la izquierda o la derecha sino el diagnóstico, la ejecución y los resultados?

Todas estas preguntas me las he hecho todos los días desde el 3 de junio. Por eso he tenido que regresar a las pastillas para dormir, porque la cabeza no me deja de dar vueltas sobre cuál y cómo tiene que ser el camino hacia adelante.

Todavía no tengo la respuesta a todas pero, hoy cuatro meses después de las elecciones y viendo como se ha “moderado” (sarcasmo) Morena en su destrucción de la democracia, me queda claro que gestar nuevas opciones políticas es el único camino hacia adelante.

¿Quién se apunta para ayudar?