En esta guerra de Tirios contra Troyanos (digo pro y anti Israel) no hay ninguna trinchera sin batallas. Operaciones militares en el suelo en Gaza, misiles en los cielos de Israel, manifestaciones (muchas veces violentas) en las calles del mundo… y. as a sign of the times, en las redes sociales.
No se puede entender lo que estamos viviendo sin analizarlas en conjunto. Creo, sin ser analista político, que es el conflicto más multidimensional de la historia.
Todas estas “batallas” dan mucho de que hablar. Todas me preocupan, cada una con su diverso grado de horror, sus costos y consecuencias. Pero sobre la única que creo poder proponer una opinión medianamente informada es sobre la última: las batallas en redes sociales.
Que si bien no se compara en dolor y el horror a las demás es la que nos afecta a la mayor parte de nosotros.
Spoiler alert, o séase, voy a empezar por la conclusión final: Esta guerra está perdida.
Aun si no existieran la cantidad de trolls y bots pagados que prenden la mecha anti israelí, que luego es replicada y re-replicada, es un hecho que la opinión pública de la mayoría está sesgada en contra de Israel.
Y la opinión se va a polarizar más en tanto no acabe la guerra.
Sea por la razón que sea, ese es tema de otro texto.
Spoiler alert 2: Muchos de nosotros la estamos haciendo peor.
Pretender luchar la batalla para “ganar” o voltear la opinión pública o cambiar las ideas preconcebidas de la gente EN REDES es la piedra de Sísifo.
Engancharse en respuestas y re-respuestas en comentarios sobre los comentarios es inservible. Sólo polariza y afianza a la gente en sus opiniones.
Además, en las batallas en redes las formas civiles se pierden en 3…2…1, haciendo aún más agresivo e inservible el debate.
NADIE, NUNCA, EN LA HISTORIA DE LAS REDES SOCIALES HA CAMBIADO DE OPINIÓN DE NADA PORQUE ALGUIEN LE COMENTA SUS POSTS O LES MANDA MENSAJES PRIVADOS.
Tratar de educar a la gente en redes es imposible, inservible y desgastante.
Más aun en un conflicto tan complejo.
Más aun cuando hemos perdido las formas correctas.
Más aun cuando hay un elemento visceral tan presente en todos los argumentos pro y contra.
Ojo: No es cuestión de bajar la cabeza. Para nada. Para nada. Para nada. Es cuestión de elegir las batallas que valen la pena.
Tenemos que dejar las redes sociales y empezar a explicar lo que pensamos en nuestros engranajes personales.
Ahí está la batalla.
No en tratar de educar a @FreePalestineHunk o a @MiReinaPalestina710 sino a nuestros círculos cercanos, a mi vecino, a mi colega, a mi amigo.
Establecer puentes de escucha. Porqué del otro lado también hay argumentos válidos.
Estar bien informados. Así como acusamos a los otros de Fake News, fijarnos no estar cayendo en ellas.
Afinar nuestro criterio. Leer lo que nos incomoda. Leer mucho de otras perspectivas.
Creo q no hay lectura mas importante que aquella que incomoda y que lleva a la reflexión.
Platicar con nuestros círculos cercanos desde el deseo de construir puentes de entendimiento bilaterales.
Entender que, a veces, we shall agree to disagree.
Nadie puede educar a nadie más pero, quizás con el diálogo directo podamos entender, y hacer entender al otro, que tenemos más coincidencias que disonancias.
Conociendo a las personas en la vida real, es como te das cuenta que no todos los que pertenecen a un país, religión, ciudad, pueblo e incluso familia son iguales. Pocos son completamente inocentes o culpables.
Tratar de educar o convencer a gente que ni conoces, es tiempo perdido.
Abrazo 🤗