…Escribo esto en el avión de regreso a México. Acabando mi segundo viaje a Israel en tiempo de guerra. Lloré cuando hice el check out. La mujer que estaba en el front desk se despidió de mi mientras hacía mi cuenta “hope to see you in better times”. “I hope so too”.
El primer indicio de que las cosas habían cambiado en Israel entre mi visita en octubre (a menos de un mes de la masacre) y hoy, fue una diferencia gramatical
Verán, la mejor manera de calificar mi dominio del idioma hebreo a nivel curricular es: enjundioso. Entiendo prácticamente todo, hablo con enooooorme emoción pero cometo grandes errores gramaticales, sobre todo al diferenciar entre cuales sustantivos son masculinos y cuales femeninos y conjugarlos.
Cuando llegué en octubre hablaba, con dicha enjundia, con la persona que me recogió en el aeropuerto, sobre mis maletas… equivocando y refiriéndome a ellas en masculino. Misbadim. La persona estaba tan absorta en sus pensamientos y/o feliz de recibir a un turista (no había NADIE llegando en los aviones) que no hizo el más mínimo intento por corregirme. Raro en un israelí que no se guardan ni media crítica.
Esta vez, mientras hablaba de mis MisbadIM, la persona que pasó por mi, me corrigió bajo su aliento mientras pelaba los ojos: MisbadOT.
Halleluya, un indicio de normalidad.
—-
Volé a Israel sola. Hoy una gran parte de mi trabajo se dedica a hacer hasbará (explicar el punto de vista judío al mundo no judío). Si voy a explicar la guerra (y sus efectos de antisemitismo en el mundo) lo primero que tengo que hacer es explicármela a mi. No con lo que leo o me dicen sino con lo que veo yo.
No soy corresponsal de guerra, soy simplemente una mujer asustada con lo que está pasando, que tiene los recursos financieros para viajar y una mediana capacidad de escribir. Tomando en cuenta las pendejadas sin fundamento que otros escriben sobre el tema, creo que estas son credenciales suficientes.
Mi viaje en octubre fue, por decirlo de alguna manera, institucional. Vine con un grupo, invitada por la fundación Birthright a ver lo que estaba pasando. Ellos organizaron las visitas excelentemente (y les tengo un enorme agradecimiento) pero, a fin de cuentas, fue un viaje organizado y estructurado para el grupo con la visión de la organización.
Necesitaba ver yo más allá. Esta vez fui por mi cuenta. Yo me organicé mis visitas y entrevistas.
Quería hablar con gente de a pie que son las piezas del rompecabezas tan rompe-cabezas que es esta realidad
Ese uno a uno que tanto nos hace falta escuchar y que tanto explica. Porque la guerra se hace tomando decisiones macro (políticas-militares-económicas) pero sus efectos son micro (en las personas).
Y ahi estuve, en el uno a uno. Tomando innumerables espresso caful (doble) y escuchando.
A los soldados (jóvenes de la edades de mis hijos) que ven, de primera mano, lo que pasa y encuentran en Gaza. Sus historias de heroísmo pero también de duda y tristeza y terror.
A sobrevivientes de Kfar Aza que perdieron todo, y que vivieron el horror en carne propia. Que se salvaron por suerte o por coincidencia o por designo divino, pero a quienes no les alcanzan los dedos de la mano (ni de 20 manos) para contar a sus amigos muertos o secuestrados.
A secuestrad@s liberados (relato que NUNCA va a ser mío para contar).
A familias de los secuestrados que saben que cada día que pasa es un día menos de posibilidad pero que, aún así, tienen un día más esperanza.
A los desplazados viviendo vidas pausadas, pero agradecidos que, por lo menos, tienen vidas para pausar.
A los heridos. Víctimas del 7 de octubre y soldados. Sin piernas, sin brazos. Casi niños. Aprendiendo a rehacer sus vidas, esas que apenas empezaban, con el coraje, el dolor y la rabia de la pérdida de una parte de su cuerpo. Que tienen que reaprender a vivir. Y a las mamas de esos muchachos que, en esa diatriba tan cruda que da la guerra, dudan de Dios pero agradecen a Dios. Una agradece porque la amputación de su hijo fue en la rodilla y eso hace más fácil usar una prótesis. Una, a la que a su hijo le amputaron la pierna desde la ingle, agradecida porque se lo entregaron con vida… y en ese mismo hospital a la gente, extraños, que llegan en hordas a llevarles comida y chocolates y a abrazarlos.
A hombres y mujeres árabes musulmanes que son juez y parte de este balagán (desmadre).
A taxistas (que son la biblioteca de Alejandría moderna, contienen toda la sabiduría del mundo) y que no dudan ni 30 segundos en dar opiniones certeras y sin media necesidad de ser politicamente correctos mientras corre el taxímetro.
Religiosos, seculares, musulmanes, judíos, hipsters, jasídicos, de derecha, de izquierda, jovenes, viejos, israelies de nacimiento e inmigrantes.
La pregunta que les hice a todos: ¿hay posibilidad de paz?
La respuesta va mucho, mucho, mucho más allá de un sí o un no.
¿Hay posibilidad de paz? Depende de entre quien y quien.
Los bloques opositores son tan heterogéneos y con intereses tan diferentes que la respuesta es muy compleja.
¿Hay posibilidad de paz?
¿Con la mierda y escoria que es Hamas (y sus enablers)? Imposible ¿Con las generaciones enteras que han envenenado e indoctrinado? Complicadísimo. ¿Con la inexistente y eunuca Autoridad Palestina? Muy difícil ¿Con el grupo de árabes en Gaza y Cisjordania hartos de la violencia y bloqueo laboral? Quizá. ¿Con los árabes israelíes que entienden lo mucho que hay que ganar con la paz? A lo mejor.
El otro lado del rink tampoco es sencillo.
¿Con el gobierno de Netanyahu y Ben Gvir? Imposible. ¿Con los israelíes furiosos con los ataques del 7 de octubre y el secuestro de los rehenes? Muy difícil ¿Con las alas más moderadas del gobierno, si es que hay elecciones? Buena posibilidad. ¿Con la parte del pueblo israelí que lleva años queriendo vivir en paz? Sin duda.
Muchos actores. Muchas combinaciones.
A fin de cuentas, en medio del desmadre macro, lo que queda jodido es la gente, a la que solo le queda el hacer lo mejor que puede con lo que tiene. Ze ma she yesh. Esto es lo que hay. Repiten, una y otra vez, medio resignados y medio hartos.
Me doy cuenta que, hoy y en el futuro cercano, no hay posibilidad para la “paz”, ese efímero y romántico sustantivo con música de fondo de violines y finales felices. Con que se dejen de zorrajar la madre y se detengan las muertes (y regresen a los rehenes) hay que darnos por bien servidos.
Aun cuando se sigue peleando, la guerra ya tiene vencedores y perdedores definidos. Nadie y todos, respectivamente.
Veo la situación más complicada que nunca y, creo, se va a poner peor antes de mejorar:
-La guerra no tiene para cuando acabar (abrir el frente del norte es casi inevitable):
-Las heridas sociales siguen supurando pus y angustia por las muertes en Gaza (de ambos lados) y por la situación de los rehenes.
-La economía está en ruinas. Hay cientos de miles de desplazados.
-El panorama político interno (tanto en Israel como en Palestina) es un desmadre.
-El antisemitismo en el mundo se va a arreciar aún más. Vivir atacada por ser judía va a ser el new normal. Nos van a querer echar de entre todos los ríos y todos los mares… ¿nos vamos a dejar y a bajar la cabeza? NO.
Regreso triste y preocupada. Pero hay una diferencia gramatical.
En los últimos meses he ido a Israel dos veces tratando de encontrar el por qué del mal. Ese por qué tiene algo que ver con actores políticos (de ambos lados), manipulación religiosa, odio, intereses monetarios y extremismo. Pero el por qué exacto del mal, su razón, no tiene respuesta.
Lo que encontré en mi viaje fue porque el bien.
El bien como el actuar natural de la mayor parte de las personas. Porque la solidaridad, porque la empatía, porque la esperanza a pesar de las circunstancias, porque las concordancias a pesar de las diferencias.
El hecho de que la razón del mal haya que preguntarla (por qué) pero el bien sea una respuesta en automático (porque) me da un poco de consuelo, un poco de esperanza, en el futuro.
Hope to come here in better times…
Gracias por haberme acompañado en este viaje.
Con todo mi amor,
Adina
AGRADECIMIENTOS
Aquí es donde los créditos finales empiezan a aparecer con música de fondo.
Un viaje así no se organiza por arte de magia. Implica el trabajo logístico de varias personas que tienen que lidiar con mis prisas e ideosincracia turística.
Nada de esto fue patrocinado, yo pagué cada centavo, pero hubieron dos personas que lo hicieron posible.
Gracias infinitas a mi amigo querido y agente de viajes, Salvador Aguilar salvador_aguilarm@hotmail.com que me consiguió todos los vuelos en un abrir y cerrar de ojos.
Y gracias a Ilana Weisman de Eventos Israel ilana@eventosisrael.com que se encargó de todos y cada uno de los detalle logísticos de mi estancia. Ella me ha organizado viajea a Israel en tiempos de paz y de guerra y es la mejor. Si algún día van a Israel, no lo piensen dos veces y pónganse en contacto con ella.
“Paz” vitral de Mark Chagall.
Sigue tu misión de hacer Hasbará!! 🥰🙏🏻
Bienvenida, Adina, gracias por tus narraciones tan cercanas y tan crudas, así como lo ves, así nos lo trasmites, es importante para muchos de nosotros leerte y seguirte, gracias por hacerlo, te seguimos con un enorme interés y cercanía.