Hoy voy a ser lo más cursi posible.
No se preocupe usted, lectora/lector, estoy bien. No estoy teniendo un ataque psicótico (aunque la realidad lo amerita).
Me voy a tirar a la cursilería para combatir el ruido y el mame de la realidad.
Voy a visitar todos los lugares trillados y comunes para dejar de leer, otra vez más, las opiniones expertas y abarca-todo.
Voy a hablar de lo fácil y banal y bello, no porque no haya MUCHO terrible que nos rodea, no porque no haya mucho que pensar y evaluar y cuestionar y hacer, hay muchísimo.
Pero hoy tengo ganas.
Quizá no cambie en nada las cosas.
O quizá sí.
Porque si nos acordamos de el por qué luchamos, es mucho más fácil mantener el camino.
50 RAZONES POR LAS QUE AMO A MÉXICO
Amar a México no tiene nada que ver con la razón ni con la contabilidad de los bueno vs lo malo, tiene que ver con las tripas y el corazón. Con lo inexplicable. Con lo cotidiano. Con lo conocido. Con lo cercano. Con la memoria que se entremezcla con la realidad. Con lo que es personal pero compartido.
Estas son algunas de mis razones:
Los días claros en que se pueden ver los volcanes desde cualquier lugar del DF
Cantar el himno en el estadio cuando juega la selección…
…Ver a 100,000 personas haciendo lo mismo.
La bandera gigante que ondea en el Campo Marte
Las mujeres luchonas de la sierra, del campo y la ciudad que sacan adelante a sus familias a pesar de todo.
La música navideña mexicana, tengo mi propio playlist que desempolvo cada noviembre y que durante semanas canto a viva voz (y, eso viniendo de una mujer judía).
El chofer del camión que se apiada de mí y me deja pasar en una intersección. Para quien no sepa, manejo fatal y siempre necesito de esta misericordia.
Los nombres de los Hoteles de Paso.
Los albures que entiendo… y los que no.
Los espectaculares de las librerías Gandhi y de Bachoco.
Las espectaculares pirámides de Chichen Itza.
Los encabezados de los diarios alarmistas que venden en los altos.
Las parejas bailando al son de la marimba en cualquier zócalo de provincia.
La Marimba Nandayapa tocando el Huapango de Moncayo.
El ingenio constructor: la llanta con mecates que es un columpio.
El que a una fiesta te inviten con la hora de inicio pero no te limiten a que hora va a acabar.
Los tacos a las seis de la mañana.
El tequila que hizo imperativos esos tacos (y no, el mezcal no me gusta).
La cerveza Monopolio hecha en San Luis Potosí (mi favorita en estos momentos).
La última y nos vamos, la caminera y esa última que no me debí haber tomado.
El que exista el mexicanísimo concepto de cruda. Con sus síntomas y remedios.
Los refranes mexicanos en general.
La música de Mariachis y trío… Los Tigres del Norte y Bronco… y Chava Flores. Me sé todas las canciones, mal-sabidas pero enjundiosamente cantadas cuando la situación lo amerita.
Los tres Huastecos y Dos Tipos de Cuidado (sobre todo cuando Jorge Negrete y Pedro Infante cantan “Coplas”). Seguir debatiendo quién era más guapo, si Jorge Negrete o Pedro Infante. (El voto popular: Negrete más guapo y cantaba mejor, Infante más carismático)
La vista desde el Castillo de Chapultepec.
Googlear la letra completa del nacional… Lo he hecho. Te dan ganas de enrollarte en la bandera.
Los chiflidos y golpecitos de los viene-vienes cuando te ayudan a desestacionarte. Remitirse al punto en donde digo que manejo fatal.
El pasillo de humo del Mercado 20 de Noviembre en la Ciudad de Oaxaca… y todo lo que se come en Oaxaca… y en Puebla… Y en Mérida…y en Veracruz… y … y …. y
El que me digan “seño”, porque en México se sigue poniendo una vital diferencia entre ser señora o señorita.
La crítica social hecha a manera de chiste o meme…El no saber si la política nacional es tragedia o comedia.
La poca gente que sigue fiando. El “no te preocupes después me los pasas”.
Los pueblecillos en donde la modernidad parece detenida y los niños todavía juegan bote pateado en las calles.
Puerto Escondido y la playa de Zicatela.
Los destellos de “buenos días”, de amabilidad, de bondad inesperada… las sonrisas francas.
Mi familia y mis amigos.
La buena onda. Porque somos gente buena onda.
Los migrantes mexicanos que te encuentras en Estados Unidos y con los que intercambias información sobre su lugar de origen y equipo de futbol.
El que todavía nos debatimos si a alguien hay que hablarle de tú o de usted.
Las mariposas Monarca.
El jardín del museo de Arte Moderno y la fuente del de Antropología.
Todo lo que sea de chamoy. Todo.
Los marchantes en los mercados. Amo los mercados. Con sus señalizaciones y gritos y olores y sabiduría.
El orgullo nacional. Ese escalofrío que te recorre la espalda.
Que hayamos elevado a nivel de discusión nacional la quesabilidad de las quesadillas y la capeabilidad de los chiles en nogada.
Que seguimos citando a Cantinflas, ícono de la sabiduría nacional
Cualquier cosa de la pluma de Jorge Ibarguengoitia, de Guillermo Arriaga o de Tamara Trottner. El libro “Triptofanito” de Julio Frenk.
El doblaje de Don Gato y su pandilla.
La obsesión de los niños y, cada vez más de las niñAs, con el Fútbol. El fervor con el que le vamos a nuestro equipo favorito aun cuando lleve todos los partidos perdidos. El que la liga femenina crezca a pasos agigantados.
Alexa Moreno, el equipo mexicano de Nado Sincronizado.
El Museo de Arte Popular, las galerías en cada pueblo/ciudad de México, patear la calle para encontrarlas.
Las jacarandas que una vez al año florecen en Paseo de la Reforma.
…La emoción de pensar que esta lista fácilmente, y sin darle muchas vueltas, pudiera tener 50 razones más.
Amo a México
Te amo a ti
Me hiciste llorar
Este país con tus 50 razones, las mías las de todos, merece algo mejor
Estoy de acuerdo.... estas 50 y muchas otras mas. Amo a Mexico !