Desde que empezó el conflicto el tema de lo que sienten las mujeres musulmanas y árabes israelíes me llena de dudas y congoja.
¿Son enemigas? Como lo vemos en el discurso simplista, que compramos y queremos creer, de dos bandos. O ¿son madres que quieren un mejor presente y futuro para sus hijos?
El post de hoy no lo escribo yo, le dejo la pluma y el espacio a Kefaia Aiaite, mujer, madre, árabe, musulmana, israelí. Activista por la paz en la organización Women Wage Peace.
Evidentemente sus palabras son mucho más acertadas de cualquier cosa que pudiera yo escribir. Son desgarradoras, realistas y esperanzadoras al mismo tiempo.
ELLAS Y NOSOTRAS
¿Hay lugar para seguir trabajando por la paz?
Kefaia Aiaite*
Me llamo Kefaia.
Soy artista y activista social y política. He dirigido centros de justicia social y hoy trabajo por cuenta propia. Esta es la tercera vez que hablo para el publico en Argentina. Vivo en Acre, una cuidad muy linda y tengo 3 hijos.
Estoy aqui, hoy, frente a ustedes para hacer oír mi voz y mi preocupacion por la situación, terrible para el futuro de mis hijos y de todos los niños bajo este cielo, desde el 7 de Octubre Negro, desde hace ya más de medio año.
Nuestra situación empeora día a día en estos días terribles en los que todos experimentamos tanto dolor y sufrimiento y enterramos a nuestros hijos en ambos lados.
Nosotros, como ciudadanos israelíes palestinos, aprendimos las culturas de los dos pueblos, el idioma de los líderes y del pueblo y el dolor, el pensamiento, las posiciones y aprendimos a vivir juntos.
Por lo tanto, nosotros, los árabes de Israel, tenemos un papel importante que desempeñar para liderar un cambio en la resolución de los conflictos entre los dos pueblos, las dos culturas, las posiciones, las lenguas y también los pensamientos, para llevarlos al diálogo, para conocernos en profundidad y planificar juntos lo que es bueno para todos, para dar vida y futuro a nuestros hijos.
Nosotros, que conocemos a los dos pueblos, tenemos un rol importante para superar el conflicto entre ambos pueblos, para abandonar el odio y el dolor. Debemos dejar un legado que traiga vida a los ciudadanos de los dos pueblos. Debemos ser el puente para la reconciliación y el diálogo entre ellos.
¿Qué es un puente? Un puente conecta dos lugares diferentes, para moverse de un lado a otro, y asegurar de que el camino esté pavimentado para poder ir de un lado a otro.
De hecho, esto es lo que hacemos las árabes israelíes en 'Mujeres que activan por la paz'. Durante más de una década, el objetivo principal de nuestro movimiento ha sido lograr que nuestros líderes regresen a la mesa de negociaciones.
Nosotras, las árabes israelíes, pensamos que sin una asociación hermana en Palestina para la paz no podríamos avanzar. Y, por ello, fuimos el puente entre nuestro movimiento y el movimiento palestino de las 'Mujeres del Sol'. Nosotras actuamos entre los dos movimientos. Nos llevó 3 años coordinar la colaboración entre nosotras.
Pasamos juntas por muchas dificultades hasta que construimos confianza y llegamos a la conclusión de que sólo las mujeres pueden traer la paz.
Si bien la guerra continúa en Gaza y las víctimas caídas y los secuestrados aún no han regresado, nosotras continuamos por el camino que nosotras mismas nos hemos abierto.
Creemos en nuestra manera de dejar de luchar y hacer un cambio que nos dé vida a todos.
Rim Hagagri, de Mujeres del Sol, y la Dra. Yael Admi, de Mujeres que activan por la paz, fueron elegidas por el New York Times como dos mujeres influyentes de todo el mundo y hemos sido nominadas para el Premio Nobel de la Paz.
El mundo entero nos invita a contar sobre la vocación de la maternidad. Hemos estado en Francia, Berlín, Eslovenia, Chipre, Bélgica, Madrid y más... llegan pedidos todos los días. Porque el mundo quiere escuchar que hay mujeres que piensan diferente, piensan con la cabeza, el corazón y el útero.
El mundo confia en que las mujeres israelíes y palestinas quieren y pueden salvar la situación y cree en nuestro camino.
Y nosotras, las árabes, estamos decididas a declarar al mundo que, en un momento en que la tierra tiembla, la ira y el odio hacia el otro aumentan, la falta de empatía es aterradora, los corazones se sellan y la muerte espera en cada esquina.
¿Somos una nación que quiere dar vida a sus hijos? Nuestro trabajo es reunir, explicar y dar vida.
Nuestra herida es una gran herida, la de todos nosotros. La tierra que tiembla debajo de nosotros es la misma. La tierra que nos traga es una.
Desde esta posición yo personalmente, gracias a que ustedes me permitieron decir mis palabras, confio en ustedes como factor influyente para dar una mano de apoyo y ayuda a los niños que sufren las consecuencias de la guerra en ambos bandos, para proporcionarles tratamientos y para sanar sus almas.
Gracias.
Estoy aquí para alzar la voz de las madres, soy una árabe musulmana con una identidad compleja, una palestina con ciudadanía israelí, que no puede ocultar sus sentimientos ante lo que está pasando a mis hermanos islámicos, y también al pueblo de Israel, nuestros primos, y al futuro de todos nuestros hijos.
Kefaia, junto con muchas otras mujeres israelíes, árabes y judías, forma parte de una organización EXTRAordinaria: Women Wage Peace.
Mujeres de todos los bandos (si es que en este desmadre podemos hablar de bandos) que buscan incidir en la conversación y políticas públicas sobre la paz.
Pronto escribiré más de ellas pero mientras entren a su página web: womenwagepeace.org.il
Palabras llenas de sentimiento que salen del corazón y de una mente razonable y estructurada. Lástima que las guerras las inicien los hombres!
Aplaudo a estas mujeres valientes que no se callan para llevar mensajes de esperanza, reconciliación y empatía.
En relación a esta guerra absurda (como todas las guerras) ya no sé ni qué decir ante tanta violencia y muerte en todas las partes. Solo me queda mi oración como cristiana creyente de que esto termine y haya paz.
Y Adina si aún sigues en Israel, por favor cuídate.