It was the best of times, it was the worst of times. Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos. Es el tiempo de decir Shejeyanu (la plegaría judía de la supervivencia), es tiempo de decir Kadish, la plegaria de los muertos.
Es el tiempo de respiro de la guerra (para ambos lados), de iniciar la reconstrucción de Gaza y de la sociedad israelí.
Es tiempo de alegrarse por el regreso de nuestras primeras tres rehenes en más de un año. Digo “nuestras” porque el pueblo judío tiene la capacidad de sentir como propias a personas a las que nunca ha conocido. Es el tiempo de celebrar las caras de las madres y los padres que hoy estrujan a sus hijas. Es tiempo de divina providencia.
Es, también, el tiempo de inflexión, de claroscuros. Tiempo de ver la devastación a los ojos. Tiempo de las madres que siguen teniendo hijos e hijas secuestrados, madres que han enterrado hijos, madres que saben que sus hijos han muerto pero no tienen cuerpos que enterrar. Es tiempo de dudar de la existencia de Dios.
Es tiempo de victorias pírricas y endebles. Y de personas que tienen muy mal entendido lo que sus gritos de “ganamos” significan. ¿Que chingados significa ganar en estas circunstancias?
Es tiempo en que por más que cambiaron las cosas, al ver a Hamas de vuelta en Gaza, nos damos cuenta que más iguales permanecen.
Es tiempo de una paz entrecomillada que tiene más riesgos que certezas y más preguntas que respuestas.
Mucha gente se pregunta si el acuerdo del cese al fuego (y los tiempos de este) fueron los correctos. Dudo que lo hayan sido. Pero, dudo también, que hubiera existido un acuerdo “ganador”. Desde el 7 de octubre está perdido. Sólo nos queda reconstruir sobre la realidad de lo que fue, de lo que es. Este es el que hay. Este es con el que vamos a tener que caminar.
Y no, no podemos pelearnos con la realidad. No podemos menospreciar lo pinche-pero-a-la-vez-necesario del acuerdo. No podemos obviar los riesgos que hay hoy y a futuro.
Durante 15 meses, desde el día del ataque, era yo una fiel creyente de que cierto tipo de paz era posible. Im tirtzú ein zo agadá, hubiera dicho Teodoro Hertzel. Si lo desean no será una leyenda. We who have fought aginst you, the palestinans, we say to you now in a loud and clar voice: enough of blood and tears, hubiera dicho Isaac Rabin. Nosotros que hemos peleado contra ustedes, los palestinos, decimos ahora en una voz fuerte y clara: basta de sangre y lágrimas.
Palabras que, hoy, me suenan como un cuento de hadas.
El ver las hordas de soldados de Hamas y sus simpatizantes gazatís, en la entrega de las tres rehenes, entre gritos de guerra y odio, me doy cuenta que la paz es imposible.
Uno hace la paz con sus enemigos, eso es cierto. Pero es imposible hacer la paz con quien huele tu sangre y se excita.
Ahora sólo queda vivir el día a día, disfrutar de las pequeñas victorias, los pequeños pasos, rehén tras rehén que regrese. Queda hacer TODO para evitar o prevenir la violencia que, indudablemente nos espera. A Israel, a los judíos del mundo y, lo quieran ellos o no aceptar, a los palestinos en Gaza que son (y lo he dicho desde el día uno), lo quieran o no ellos aceptar, las principales y más violentadas víctimas de Hamas.
Israel es un país para quien 1500 muertos son una pérdida. Hamas es un grupo para quien 30,000 muertos son señal de victoria.
Veo las fotos del día de hoy de las tres rehenes regresando a los brazos de sus padres y me queda un consuelo (¿o será un faro de esperanza?): Israel es, a diferencia de muchos países (incluido México), una sociedad en donde se lucha por que las mujeres desparecidas/secuestradas regresen a su casa.
Empiezan (continuan) tiempos aciagos, en donde no hay fiel en la balanza, en donde la paz (o como le quieran llamar al engendro propuesto por el acuerdo de paz) cuelga de un hilo, en donde el regreso del resto de los rehenes o sus cuerpos va a ser una negociación tortuosa, en donde el antisemitismo va a ser el modus operandi de la sociedad occidental. Tiempos en donde poco se resuelve para Israel y nada se resuelve para los palestinos, que repito, quedan a la merced de la violencia de Hamas.
Es el peor de los tiempos pero no puedo dejar de pensar que quizá quizá quizá exista un buen camino hacia adelante. Como bien decía Churchill: “Soy optimista. No tiene sentido ser otra cosa.”
Estoy con sentimiento encontrados feliz por las niñas que regresan con sus familias
Pero triste de ver lo ciego que está el mundo ante esta terrible crueldad
🥲
Llore mucho. No puedo imaginar la emoción de estas familias. Después de tanto tiempo. Si. Hay que creer. Hay que tener fe
Hay que esperar. La reconstrucción de ambas partes v a ser muy difícil. Pero si mucha gente se salvó en la Shoa, mis padres entre ellos, surgió Israel todo puede ser posible. Y si. Con la ayuda de Di'S. Am Israel ha pasado por tanto y aquí seguimos. Por qué? No lo sé pero es por algo. AM ISRAEL JAI VEKAIAM LEOLAM VAED.