Hoy empezó la parte de trabajo del viaje. Organizada por Taglit / Birthright (ya les platicaré más adelante qué es y por qué este viaje). El dia de hoy fue destinado a la información.
Dimensionar las partes de una tragedia por separado, muchas veces la hace aún mas trágica.
Decir “hay una guerra” por más que entendemos la tragedia de una guerra, deja escondido la enorme magnitud de lo que implica.
Si lo más importante y terrible son las pérdidas humanas (de ambos lados) pero los costos de la guerra van mucho más allá.
Decir que Israel está en crisis es un understatement. No hay rincón de la sociedad y vida israelí que no está trastocado por lo que está pasando. La crisis es no sólo geográfica, a lo largo y ancho del país, es en cada segundo de la vida cotidiana, del presente y de los caminos a futuro.
Asumo que así son las guerras. Esta es la primera que me toca a mi vivir.
Esta guerra se está librando en tantos campos de batalla que, a la vez, se entrelazan y contraponen.
El primero y el más evidente (porque eso es la guerra) es el militar macro (ahorita explico porque macro): los objetivos que se tienen que cumplir si o si: Destruir inequívocamente a Hamas como necesidad de paz no sólo para el estado de Israel sino para todo el mundo.
Un objetivo que de complica por decenas de razones, la presión diplomática, el papel de Hezbollah (tratar de evitar abrir otro frente de batalla), por la existencia de rehenes que queremos de regreso con vida y por la preocupación del ejército israelí de minimizar los daños civiles en Gaza.
Sí, para el resto del mundo pasa desapercibido el cuidado que Israel pone en sus operaciones militares. Sí, la guerra es trágica y los muertos son un horror pero hay una conciencia moral que se traduce en decisiones operativas, que no existe en otros ejércitos. Lo crea o no el resto del mundo.
El segundo, y quizá el más punzante, es la crisis de los rehenes. Oir de viva voz a unos padres contando la captura de su hijo y el infiero que llevan viviendo un mes esperándolo de regreso es, quizá, lo más devastador que he presenciado en mi vida. La angustia, la impotencia, saber que lo que más amas en el mundo es el efecto secundario de una crisis mundial, y que no puedes hacer nada al respecto. Más que rezar (si sigues creyendo en Dios) y esperar.
Tercero,la crisis militar micro. Me explico: en Israel a diferencia de los demás países, la mayor parte del ejército en tiempos de guerra es de la población civil. Son los jóvenes que están cursando su servicio militar y casi todos los ciudadanos israelíes que son reservistas y que, en tiempo de guerra, regresan al frente.
Hoy, todas las familias tienen un hijo, un sobrino, un papá, un hermano sirviendo. La guerra es personal para todos y cada una de las persona.
Cuarto, los refugiados y desplazados. Hay al rededor de 350,000 personas que han tenido que dejar sus casas por vivir en las zonas de peligro junto a Gaza y en las zonas de peligro junto a Líbano. La crisis humanitaria es brutal.
Quinto, la guerra mediática y de desinformación orquestada. Usando las redes para crear campañas de terror y desinformación que si bien no matan, perturban el ambiente de Israel y de los judíos en el mundo.
Sexto, la economía. El costo de una guerra de este tamaño para un país del tamaño de Israel es inconmensurable. Bueno, es mesurable alrededor de 10% del PIB . El aumento del costo militar, las pérdidas económicas por los reservistas que dejan de trabajar, la desaparición del turismo y tener en país paralizado tiene un costo enorme.
Y, por último, la tristeza. Esa infinita tristeza que permea todo.
Gracias por compartir!!
Cuídate mucho!! Te mando un abrazo enorme! 💙🤍