“La política es el arte de buscar conflictos, encontrarlos en todas partes, diagnosticarlos de manera incorrecta y aplicar los remedios inadecuados.” — Groucho Marx
El arte de buscar conflictos, tan popular hoy en la política mexicana. Podríamos llenar un museo.
Y es esta frase (en una sola palabra) la que se explica perfectamente el estado de putrefacción de la política mexicana (de todos colores) y, con ello, de polarización y división en la vida política nacional.
Porque, vivir en un estado de perpetua búsqueda de conflicto es la llama que los políticos avivan y que nos está incinerando.
Ahora, no es que en México no existan problemas (existen y muchos y enormes) pero hay una diferencia entre problema y conflicto. Palabras que se usan como sinónimos pero son diametralmente diferentes.
Problema, es una situación o dificultad real que requiere una solución. Conflicto es un enfrentamiento entre diferentes valores, ideología o intereses, algo subjetivo y manipulado que involucra emociones, posturas y relaciones humanas.
Problemas son la pobreza en México, la seguridad, la corrupción, el estado del sistema de salud.
Conflicto es el uso faccioso de todos estos problemas para avanzar proyectos partidarios y personales.
Los políticos mexicanos están tan ocupados resolviendo los conflictos que han creado que se les olvida resolver la enorme cantidad de problemas que realmente tenemos.
Porque en el México de hoy, en vez de centrarnos en la solución de lo real, los actores politicos usan la división del conflicto como palanca para aludir a sus acólitos y crear miedo/odio/menosprecio hacia otro bando.
Pan y circo, digo pan y conflicto. Sirven para lo mismo, o sea para nada. Sirven para distraer la atención de lo importante (que por definición es difícil de diagnosticar y resolver) hacia lo que es politicamente rentable que se diagnostica desde la vícera y se promete resolver en 3 minutos.
Hoy nadie escucha al cauto, al que habla del problema y no del ruido. Es aburrido. No es relevante. Nos hemos acostumbrado a escuchar al conflictivo, al provocador.
No se si por la naturaleza humana o porque los políticos, los medios y las redes nos han acostumbrado a esto, porque es más rentable y clientelar ser un agitador que busca culpables y no soluciones, que un hombre o mujer de estado que entiende que resolver los problemas requieren parasimonia, mediación, empatía y compromiso.
Se requiere dejar a un lado pensar que se tiene el monopolio de la verdad (o la mayoría calificada) y saber que las soluciones se encuentran en el diálogo democrático.
Moverse de la pureza ideológica, el dogma y el mame (que tanto le encanta a los políticos hoy) , hacia el diálogo y la acción que tanto necesita México.
Yo creo que el gran problema, es que se nos ha olvidado PENSAR
Excelente definición . Desgraciadamente la gente, todos los bandos incluidos, cae en el juego de los gobernantes y se involucra en el conflicto.