Para todos los papas que hoy están en la angustia por cómo explicarles a los niños lo que está pasando. Con todo mi amor.
Nunca se me va a olvidar la primera vez que mi hija vio una pinta de una swastika con un “mueran judíos".
Estábamos caminando en Polanco. Ella tenía 5 años y estaba aprendiendo a leer. Deletreando cada letra antes de decir la palabra.
La frase estaba pintada en una pared enfrente de un café y yo estaba ocupada atendiendo el berrinche de mi hijo más chico.
Entonces la oí.
“M… U… E…R…A…N… Mueran J…U…D…I…O…S Judíos… Mamá, ¿quien quiere que nos muramos?”
No supe que contestar.
Hubiera preferido que me preguntara qué es el sexo oral.
Se me rompe el corazón al pensar en que están viviendo los niños y adolescente judíos en estos momentos. Lo que están masticando quizá sin decir nada. Lo que se imaginan. Lo que se les aparece en sueños.
Si los adultos estamos conmocionados y aturdidos por lo que pasa en Israel y Gaza y en el antisemitismo del mundo, no me puedo imaginar lo que nuestros niños, que viven en un mundo en donde el acceso a la información es total, instantáneo e incensurable, oyen y comprenden (o, más bien dicho, no comprenden).
La situación afecta cada vez más a nuestros niños. A algunos les ha pegado de manera directa, porque ellos o alguien cercano han sufrido algún evento o enfrentamientos directo, y a todos porque sufren del efecto “ambiental”: perciben el estado de alerta en el que vivimos los adultos y lo asimilan a su pequeño mundo .
Los miedos que esta tensión les ocasiona se hacen evidentes de manera cada vez más frecuente y en niños cada vez más chicos: pesadillas, ansiedad, dudas… emociones que van mucho más allá de lo que un niño puede o debe manejar solo.
Dentro de todas las noticias, análisis y discusiones, poco se ha hablado de cómo abordar este tema con los niños y adolescentes. ¿Qué decirles? ¿Hasta a dónde ahondar? ¿Qué entiendan lo que está pasando? ¿Que se cuiden sin caer en la paranoia? ¿Cómo darles las armas para que crezcan tranquilos y seguros a la vez?
No es lo duro sino lo tupido. Esto va para largo. ESTE NO ES UN TEMA QUE PODEMOS OBVIAR o esperar que se acabe. El resultado de la guerra en Gaza y el antisemitismo que despertó es un punto de “no regreso”, va a ser la nueva realidad en la que están creciendo y viviendo nuestros hijos y, probablemente, sus hijos.
El diálogo entre padres e hijos en este tema es difícil (en todos los temas) pero es fundamental. Obviamente el tono y los pormenores de la plática dependen de la edad de tus hijos y de las circunstancias particulares, pero estos son algunos buenos puntos de partida:
0.- (y sí es el punto cero porque es el básico). Su seguridad física y emocional ante TODO. Los niños y jóvenes tienen que tener claro que tienen que salvaguardar su integridad física y emocional. Si se sienten amenazados y expuestos NO tienen que jugar el papel de superheroes confrontando o quedándose en sitios o situaciones que no se sienten seguros. Se pueden ¡deben! alejar de la situación y contárselo a alguien de confianza.
1.- El objetivo principal en todas las conversaciones que tengas con tus hijos sobre la situación es encontrar el punto medio entre la tranquilidad y la conciencia. Seria irreal, incluso peligroso, negar lo que está pasando pero de nada sirve crear en casa un ambiente de tensión que los angustie aun más.
Tenemos que poner en la mesa que el tema es complejo y que tiene muchos matices. NO podemos educar en término de buenos y malos (exceptuando a los terroristas). Ellos, en la calle y en los medios, escuchan opiniones que pueden tener razón aunque sean controvertidas para lo que tu piensas. Escúchalos, explícales y valida lo que sienten.
Si no estás TU seguro de algún hecho o concepto, averigua y aprende.
2.- Abre las puertas del diálogo. El simple hecho de que tengan un momento para desahogar su angustia, hacer preguntas y poder corregir la desinformación que manejan es muy importante. Empieza por preguntarles qué sienten o han oído sobre lo que está pasando.
3.- No minimices lo que sienten. No utilices frases como “no pasa nada” o “estás exagerando”, esta no es la manera de protegerlos, es la manera de parecer desconectado.
4.- Enfatiza que tú, el adulto, eres el responsable de su seguridad y que estás en control de la situación. Aun cuando tú también estés estresado evita contagiarlo. Se vale que los niños y jóvenes vean nuestra tristeza pero NO nuestra desesperanza o histeria.
5.-Sé frontal pero dosifica los detalles según la edad. Si tienes hijos de diferentes edades contesta las dudas particulares de los adolescentes con más detalle pero separándolos de sus hermanos menores. Recuerda que los niños, sobre todo los chicos, tienden a repetir las mismas preguntas varias veces, contéstales siempre lo mismo sin exasperarte.
6.- Elige bien los medios a los que tiene acceso. No puedes aislarlos de las noticias pero si puedes evitar que las obtengan de medios poco serios o que enfoquen los aspectos más amarillistas. Restringe también las pláticas que tengan con adultos que sean particularmente negativos en sus comentarios.
7.- No mientas ni hagas promesas incumplibles. A todos nos gustaría acabar las conversaciones con un “esto se va a acabar mañana” o “nunca vamos a enfrentar antisemitismo de manera personal”, pero eso es irreal. Lo que si puedes hacer es matizar las respuestas.
8.- Explica a tus hijos los pasos concretos que ellos pueden tomar para ayudar. El sentirse involucrados en la solución les permite sentirse más en control de su propia vida.
9.- Me queda claro que esto se está haciendo, pero vale la pena enfatizarlo: Forma grupos en la escuela o en los centros comunitarios para que los niños de la misma edad puedan hablar de este tema con personas profesionales y expertas en el tema. Incluso, si lo crees conveniente, asesórate de manera particular con un terapista.
10.-La fe y la confianza en dios o en un poder que vaya más allá de lo mundano (seas del nivel religioso que seas) es, para muchos niños, muy importante en estas situaciones. Sin embargo, procura no “dejar todo en sus manos”, enfatiza que tenemos nosotros la responsabilidad de ayudarlo y actuar desde la tierra. No es una cuestión de religiosidad, para nada. TENEMOS QUE FORTALECER SU IDENTIDAD Y SENTIDO DE PERTENENCIA.
En las palabras del Rabino Jonathan Sacks: “Sólo hay una manera de cambiar el mundo: la educación. Debemos enseñar a nuestros hijos la importancia de la justicia, integridad, amabilidad y compasión… Les debemos enseñar las lecciones de la historia para que mantengan el compromiso y el valor de luchar por lo que es lo correcto. Tenemos que empoderar a nuestros hijos para que pregunten, cuestionen y actúen.”
Importante compartir con todas las escuelas judías. Un buen consejo de cabecera para todos
Una situación que nunca pensamos volviera a surgir, esta emergiendo para quedarse!! El nunca Jamas está más lejano al parecer. Puedo parecer pesimista, pero fuimos inocentes al creer que el antisemitismo se estaba acabando, sólo estaba encubierto!