Hace muchísimos años, cuando todavía tenía el pelo castaño (imagínense hace cuanto), leí un estupendo libro llamado “How Soccer Explains the World” (Cómo el futbol explica el mundo) de Franklin Foer. Después de lo ocurrido ayer en Amsterdam, la violencia entre inmigrantes marroquíes a judíos e israelíes después de un partido Ajax vs Macabi Tel Aviv, no puede dejar de pensar en el título y en el concepto.
Ojo, este no fue un incidente relacionado con el futbol, no hay “rivalidad histórica” entre ambos equipos, el juego en si se libró en paz en las tribunas, nadie insultó a nadie a la hora del partido. Todo pasó después. El futbol fue, simplemente, un pretexto para hacer patente, una vez más, el nivel de violencia, cada vez más común, que brota “espontaneamente” (y lo digo con ironía) ante personas israelíes y judías a lo largo del mundo.
El fútbol soccer, dice Foer, es un espejo de la sociedad. Reflejando los picos y los valles, los triunfos y tragedias que nos definen como seres humanos. El mundo de soccer es un microcosmo de la sociedad en general. Es un escenario en donde las tensiones políticas sociales y económicas están en juego.
Y ahí está el meollo de lo ocurrido es Amsterdam. Un incidente que espejea lo que ocurre hoy en el mundo. Lo complico aun más: un incidente que espejea lo que ha ocurrido en el mundo, lo que ocurre hoy en el mundo y lo que, muy muy muy probablemente, seguirá ocurriendo en el mundo: la violencia en contra de los judíos como válvula de escape y chivos expiatorios.
Ni es la primera vez, ni será la última pero, tomando en cuenta que la sociedad moderna debería estar avanzando (nuevamente, ironía), estos eventos son cada vez son más inverosímiles y dolorosos.
Doloroso el odio, doloroso el pretexto, dolorosa la falta de control, dolorosa la narrativa, doloroso ver como las autoridades occidentales no tienen las herramientas, y, quizá tampoco las ganas, de lidiar contra estos “incidentes espontáneos” (nuevamente ironía) en contra de judíos. Doloroso el saber que no hay vuelta atrás, que esta es la realidad que enfrenta el mundo occidental.
Y digo “mundo occidental” y no “mundo judío” porque esta, damas y caballeros, es la señal de los tiempos. La versión trágica del “hoy por mí, mañana por ti”. Hoy vienen por mí, mañana vendrán por ti.
O, a lo mejor, sólo van a venir por los judíos y el resto del mundo occidental está a salvo de la violencia ¿No debería ser esta razón suficiente para hacer algo?
Y ojo, no exento el error de que los fans israelíes hayan bajado una bandera palestina un día antes. Error absoluto. Pero eso no justifica el nivel de violencia de lo ocurrido en Amsterdam.
La guerra en Israel-Gaza acabará eventualmente. Con los enormes costos que ha tenido para ambos lados ambos países y sociedades se reconstruirán pero, el lugar de los judíos en el mundo ha cambiado para siempre. El nivel de intolerancia, de violencia permitida, de amenaza, de descontrol ha pasado el punto de no regreso.
Es sólo un incidente aislado, dirán. Quizá no estamos viviendo (todavía) en una situación de ataques diarios en contra de los judíos del mundo pero, cada vez son más comunes y más premonitorios de lo que está por venir.
Triste pero real. Este es un partido que estamos perdiendo todos no sólo los judíos. Citando una vez más a Rab Jonathan Sacks:
"The hate that begins with Jews never ends with Jews. Antisemitism is the world’s most reliable early warning sign of a major threat to freedom, humanity and the dignity of difference. It matters to all of us. Which is why we must fight it together."
El odio que empieza en contra de los judíos nunca acaba solo en los judíos. El Antisemitismo es la señal más temprana de alerta se los ataques a la libertad, humanidad y dignidad de la diferencia.
El odio contra los judíos se funda en prejuicios irracionales que desafortunadamente persisten. Ya basta de discursos, las leyes son esenciales para proteger los derechos; quienes cometan actos de odio deben recibir consecuencias claras y justas. Castigo y educación son indispensables para generar una cultura de respeto.
Hago un esfuerzo por pensar que estás equivocada en tus predicciones pero algo en mi corazón me dice que lamentablemente tienes razón.