Me levanto con la boca llena del sabor de las borrecas que venden en el Shuk HaCarmel, el principal de Tel Aviv. Quien me conoce sabe que ni el falafel, ni el Schawarma me gustan. Mi platillo favorito de la comida israelí es esa masa de Filo rellena de queso o papa o berenjena.
Me levanto también con los ojos llenos de lágrimas. Los que me conocen saben lo que para mi es Israel y la devastación que es ver lo que está pasando.
La guerra que no acaba. La tragedia que no acaba.
El raciocinio completamente escindido de los sentimientos. Sí, Iran es el titiritero funesto del Medio Oriente y no hay paz posible si continua con el poder que tiene. Sí, también, me desgarran las imágenes de la destrucción en Tel Aviv.
En esa calle estuve. Eso es junto al hotel que siempre me quedo. Al Instituto Weissman he ido incontables veces. Mis primos viven cerca. Por ahí, a 5 cuadras, están las borrecas cuyo sabor tengo en la boca.
Me preguntan en la oficina (a donde llego en franco estado de nervios) si tengo familia en Israel. 10 millones, les quiero contestar, todos son mi familia. Me limito a contestar el número de consanguíneos directos. Les escribo a todos los que conozco. Sólo para mandarles un abrazo virtual. Sería ridículo preguntar cómo están.
Otra vez, como en los días después del 7 de octubre, le doy refresh compulsivo a las noticias. La peor manera de mantener la cordura. Otra vez, dejo de dormir.
La misma angustia. El mismo nudo en la garganta. Dicen que la historia de repite, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa. Y, ojo, no es que lo que estamos viviendo sea una farsa. Para nada. Pero dan ganas de gritar: Wey Ya. O, en un léxico más judío, Dayeinu (suficiente).
Creo que la angustia tiene que ver, en gran medida, con que estoy (estamos) agotados y vaya que vivimos a miles de kilómetros de distancia. No quiero ni imaginar lo que pasa en la resiliencia y paciencia de los israelíes.
La primera vez que viajé a Israel después del 7 de octubre (como a las 3 semanas) nos reunimos con un asesor militar que avizoró que “el peor escenario” de la guerra es que acabara el primer trimestre del 2024.
Casi dos años después aquí estamos, en el peor momento de todos.
Aquí es el momento prudente en este texto-vomitada de angustia- Desahogo de volver a hacer énfasis en que ninguna muerte civil, de ningún lado, me es indolora.
Me asusta lo que pasa en Israel y me asusta lo que pasa en la diáspora para los judíos. Pensé que el antisemitismo había llegado a niveles máximos. Equivocada por completo. Esto apenas empieza.
Creo que los ataques que he recibido en redes (en virulencia y en número) superan cualquier otro momento de los últimos casi dos años.
Ayer me llegó un twitt de una persona diciéndome que los mexicanos apoyan s Irán porque los judíos matamos a Cristo.
Ni como defenderse de odios milenarios y casi casi genéticos. Odios que han sido avivados, manipulados y reforzados por la pendejez infinita que rige las redes sociales.
Cómo chingados alguien puede defender al régimen de la República Islámica de Irán, me sobrepasa.
Sin pensar que nadie de este lado es impoluto (y que hay algunos bastante impresentables), Irán representa todo lo malo que hay. El peor enemigo de los palestinos a quienes ha puesto (via el financiamiento a Hamas y Hezbollah) en las garras de la muerte como estrategia de guerra y mediática de conquista ideológica mundial.
Como lo he escrito mi hasta veces estos días, el des-empoderar a Irán es, quizá, el principio del fin de esta guerra que no cede.
Pero ese momento está lejos. Faltan muchas bombas, muchas sirenas, muchos sustos y mucha sangre.
Ahora estoy aquí, cantaba Cerati, borracho y loco. Ahora estoy aquí, sobria y loca de la angustia y de la tristeza pero, también, saboreado en mi mente las borrecas que un día, pronto, me voy a comer , en el Shuk Hacarmel
A mi no me importa quien mato a quien. Lo que nos debería de importar es por que seguimos matándonos los unos a los otros chingado siempre los inocentes pagándola. Oremos en cualquier religion incluso si no la hay… esto debe parar.
nunca dejes de escribir
y nunca dejes de representarnos tan bien a la CJM
estamos muy agradecidos de tu fuerza y valentía 🩷🇮🇱