En el podcast de la semana pasada (El Silencio de las Feministas) hice el punto de que quien es antisemita está, también, “enfermito” de su otras tolerancias. La respuesta al podcast comprobó la teoria.
Siempre que publico en redes cosas que incomodan, las respuestas de odio se dejan venir.
Desde los insultos de Kinder. Eres una tonta. (¿Y tu papá le gana a mi papá? ¿O qué?)
Hasta los insultos molestos y agresivos. Hitler te debería haber hecho jabón.
Hasta las amenazas preocupantes en privado. Seguido bromeo que los instintos de “te voy a violar y luego matar” ya no me preocupan, los que me asustan son los de “te voy a matar y LUEGO violar”.
En estos meses, el hablar de la situación en Israel ha dado lugar a un nuevo nivel de insultos. Y, ojo, críticas o comentarios sobre la gestión política y a la complejidad de la tragedia en Gaza, son bienvenidos y, siempre, pie de diálogo.
La semana pasada en mi podcast de La Burra Arisca sobre el silencio de las feministas comenté y ahondé sobre una frase del Rabino Sacks “El odio que empieza con los judíos no termina con los judíos”. Quien es antisemita, es homofóbico o racista o misógino.
No tiene que ver con quién es el otro al que odies sino con la (in)capacidad de tolerancia y empatía al otro, al que es diferente a ti.
Algo muy “chistoso” pasó con las criticas y agresiones privadas sobre el episodio.
En el 90% me insultaban por mi religión y aumentaban insultos por (lo que la gente asume es) mi orientación sexual.
Al estilo de
Pinche judia lesbiana (o trans) genocida.
O
Así son todas las lesbianas, argüenderas.
Decenas de comentarios así. Comentarios de hombres Y de mujeres.
Agresiones por mi religión y por mi “orientación sexual”.
Judía. A mucha honra. Digo, tengo una estrella de David tatuada en la mano, sería ridículo pensar que mi judaísmo no es un orgullo para mi.
Genocida. Es discusión para otro texto.
Lesbiana/Trana. Aquí me quiero detener.
Y no porque tenga que defender ante nadie mi orientación sexual o identidad de genero o siquiera explicarla.
Pero es MUY interesante como la gente que usa la religión como un adjetivo despectivo lo hace también con la orientación sexual.
El odio que empieza con los judíos no termina con los judíos.
Es JUSTAMENTE por esto que no quitar el dedo del renglón del antisemitismo es tan importante para mi.
Porque es defender lo mio, mi tranquilidad, mi derecho de vivir sin estigma ni agresiones, y pedir lo MISMO para las otras personas. Diferentes a mi.
Uno, dos, tres por mi y por todos mis compañeros.
El antisemitismo (que me toca) me duele enormemente pero la Homofobia (que pudiera no importarme) me duele igual de mucho.
Y me va a hacer levantar la voz igual de fuerte.
Y sí, puede ser que los comentarios en redes sociales sean solamente comentarios en redes sociales. Pero no. Los comentarios en redes son el punto de inicio de la violencia, intolerancia, polarización y absoluta falta de respeto que nos corroe hoy en la sociedad, el país y el mundo.
Alzar la voz por los intereses y la justicia del otro es alzarla también por los intereses y la justicia propia.
Que les quede claro a todos los otros que no han alzado la voz hoy en contra del antisemitismo, porque no les afecta.
Pero que nos quede claro también, a nosotros los judíos, que tenemos que alzar la voz, alto y fuerte, por el otro aunque no nos afecte.
La causa no es defender a nadie es defendernos a todos.
El odio que empieza con los judíos no termina sólo con los judíos.
Adina te admiro profundamente. Como mujer, como judía y como mamá de un hijo gay te agradezco que escribas y que levantes la voz con tanta claridad y contundencia
El miedo es la raíz del odio, es una red tejida por los hilos del miedo. Sino analizamos nuestra psique y resolvemos nuestros conflictos contagiamos de odio a aquellos a nuestro alrededor. El otro, del color que sea, del tamaño que sea, y de la orientación sexual que sea, incluso si tiene el pelo rosa, no supone un peligro para mi, simplemente es otro ser humano lleno de dudas como uno, lleno de miedos como uno, de sueños, con su propio camino y sus propios defectos y virtudes. Ayudémonos en vez de odiarnos, abrazo fuertísimo!