Hace unas horas fui a un evento de la Embajada de Israel para hablar del tema de la violencia sexual el 7 de octubre.
Un evento que, como todo lo relacionado con el tema, evidentemente, no iba a pasar desapercibido por el grupo de gente argüendera que aprendió del conflicto palestino israelí hace 15 minutos y que a) le sobra tiempo, b) entiende pésimo la complejidad del conflicto y/o c) le pagan por manifestarse.
Llegando al evento había una pequeña manifestación con banderas de Palestina y carteles, hostigando a todos los que entraban al edificio, fueran o no al evento.
Eran menos de diez personas pero bastante vociferantes. Por los gritos hubiera pensado que eran 200.
Al bajarme yo del coche me reconocieron (palomita para ell@s por prestarme la debida atención) y me empezaron a gritar. “Adina, Adina, libera Palestina”
Punto extra por su capacidad de rima.
Estaba a punto de preguntarles si querían tomarse una selfie conmigo para subir a sus redes sociales.
La policia q controlaba la manifestación detuvo mis intenciones.
Sin duda me asusté. Por más gruesa que unoa tenga la piel hay cosas que calan.
Pero, más que nada, nada me hizo pensar. ¿Qué chingados piensan estas personas que al hostigar a la gente va a lograr? ¿Piensan que después de oír sus gritos voy yo a levantar el teléfono “Netanyahu te ordeno que detengas el conflicto inmediatamente”?
Y no, no porque piense que alzar la voz y manifestarse por la causa que ellas creen correcta esté mal (aunque evidentemente no comparto la causa) sino porque su lógica y estrategia son ridículas.
Todos tenemos que alzar la voz por lo que sentimos es correcto pero con forma y fondo.
Tengo una querida y brillante amiga, Rossie Penhos, con quien he platicado innumerables veces sobre todo lo que no “libera” a Palestina.
No, gritar groserias no libera a Palestina. Ni doxxear a gente en redes. Ni trolllear. Ni atentar contra pequeños negocios. Ni hacer pintas en las paredes. Ni agredir a alumnos en universidades. Ni usar slogans sesgados. Ni la manipulación. Ni las fake news.
Seamos sinceros, las personas que pueden tener injerencia para que esto acabe lo antes posible, están en las mesas de negociación en Cairo, Qatar y Washington. No en Paseo de la Reforma un miércoles a las 8 am.
Tu, yo, ellas no podemos hacer nada.
TODOS queremos acabar con el conflicto y la muerte y la destrucción. Todos.
Sobre lo que todos tenemos capacidad de acción, cada uno de nosotros, es en mantener el discurso y el ambiente lo más cordial y menos violento posible. Porque de nada sirve avivar más el fuego de una hoguera suficientemente caldeada.
Al salir del evento, más de 2 horas después ellas seguían ahí. Hostigando a todos los que salían del edificio, vinieran o no del evento. No creo que su persistencia sea por convicción sino por no tener nada mwjor que hacer en su día.
El equipo de seguridad me pidió salir por otro lado por mi seguridad, pero igual me volvieron a distinguir (mi pelo rosa me delata).
“Adina le das vergüenza al feminismo”
“Uyyyy, les estuve a punto de contestar, y si vieran la vergüenza que les doy a mis hijos adolescentes cuando canto en fuerte.”
Tanta desinformación les ha desaparecido las neuronas.
Hola Adina! Me encanta leerte!!